jueves, 10 de septiembre de 2009

Rango olímpico

El billar es un deporte. Tiene actualmente rango olímpico y se tienen referencias de su existencia desde el siglo XIV, tiempo en que la realeza denotaba una gran pasión por el juego. Una centena más tarde, el rey Luis XI mandó a construir una mesa de billar, semejante a los diseños actuales.

Hacia 1623, el juego se introdujo en los Estados Unidos "y en la Argentina -según comenta Mario Sureda, del Augusto Vergez Billar Club-, en tiempos de la Revolución de Mayo ya existían 13 cafés que poseían billares".

El billar tuvo su evolución tecnológica. Primero fueron los tacos sin punta de suela hasta que un preso francés descubrió en el siglo XIX su ventaja. Las bolas, por su parte, se fabricaban de marfil hasta que pasaron a ser de plástico, por lo que se necesitaba de un colmillo entero de elefante para confeccionar tan sólo cinco bolas de billar.

Curioso era, además, que los aficionados vivían agujereando las paredes de las salas de juego para hacerse de "tiza" del muro para que el taco no se deslizase en el momento del impacto.

Los aficionados al billar marcan las diferencias con el pool. El billar es uno de los deportes más difíciles que hay, aseguran. "No sólo tenés que planificar el tipo de jugada, sino que tenés que ejecutarla. Son dos cosas distintas que hay que dominar. Se practica en silencio y requiere mucha concentración", dice Olivetto. "Es importantísimo practicar solo, aunque es bueno que alguien te dirija al principio el juego", coincide Rolón.

Los grandes campeones se preparan muchas horas al día. Los aficionados, sin embargo, lo toman como una diversión. Cada uno decide el grado de compromiso con el juego. Para unos, deporte, para otros, diversión. Para Berardi, el billar es un juego apasionante, lindo, en el que asimismo hay que pensar, e incluso usar teoría y hacer cálculos matemáticos.

Además, aplicar efectos, pases de bola, tiros especiales, emplear la teoría de los diamantes en una partida de tres bandas.
En definitiva, comprobar las decenas de cosas que uno es capaz de hacer con el taco es algo fascinante, apenas comparable con la acción de intentar arrojar bolas dentro de una tronera.

En Alemania, Bélgica u Holanda, donde el juego tiene muchos adeptos, el billar es una práctica que existe como materia optativa dentro de las disciplinas deportivas del ciclo escolar. Así, en el Viejo Mundo, los clubes se nutren de gente joven, a partir de 10 años, edad en que por las características de juego un chico ya está capacitado, mental y físicamente, para jugar billar.

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